Los seres humanos nos comunicamos con el mundo. Voluntaria o involuntariamente siempre tenemos algo que decir. En cualquier situación y contexto expresamos pensamientos, estados de ánimo, ideas, actitudes, impresiones, opiniones, entre otros, que pueden ser fuente de unión o, por el contrario, de desunión.
Muchas personas hemos aprendido que las emociones se deben sentir y expresar de forma controlada y solo en entornos y momentos determinados. En algunos contextos, fundamentalmente en el laboral, el calificativo “emocional” aplicado a una persona a menudo lleva aparejada una connotación peyorativa y alejada de lo que se considera un “buen profesional”.
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